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Mostrando las entradas de mayo, 2021

Estás despedido

  La tarde que reci bí ese mail se me hace difícil de olvidar. Pasaron tres años, dos meses y siete días. Cuando lo leí no supe si dejarme llevar por la desesperación, o si hacer un esfuerzo para serenarme. Los hijos de puta de los directivos de la empresa me invitaban a una reunión informativa. ¿No hubiese sido más fácil llamarme por teléfono? ¿O decírmelo personalmente al día siguiente en la oficina? Claro que sí. Salvo que lo que quisieran informarme fuera algo demasiado serio. Como despedirme, por ejemplo. Javier: mañana venga directamente a la tarde. Más precisamente a las dos. Lo esperamos en la oficina de recursos humanos. Debemos mantener una charla con usted para informarle sobre ciertas cuestiones.   Llamé a mi madre para contarle la situación. “Tranquilo, todo va a estar bien. Y si te llegaran a echar, vas a conseguir algo mejor. No te desesperes”, me dijo, con su eterno positivismo. También me comuniqué con algunos amigos. “¿Cómo que te van a echar?” gritó Walt...

Muela de juicio

Había llegado el día, ¡el fatídico día! Me iban a sacar la muela de juicio. Esa estúpida muela que solo sirvió para complicarme: infección tras infección; antibiótico tras antibiótico. Años y años sufriendo puntadas infames. Mi anterior dentista había intentado salvármela: “La extracción es la última alternativa”, decía. Y yo le hacía caso, aun sabiendo que a las muelas de juicio es mejor sacárselas de encima cuanto antes. Hasta que un día decidí dejar de ir. El tipo era un inútil. O, peor aún, un sádico. Con el afán de no sacarme la muela, me torturaba con el torno de mierda y con otros elementos que prefiero no recordar. Pero hubo un día en que no aguanté más. Corrí al consultorio de González, el odontólogo de mi familia, y le pedí a gritos que me la extirpara. “Primero tomate esta caja de antibióticos y volvé en una semana”, me dijo. “Pero no aguanto ni un minuto más”, le grité. “No puedo sacártela con semejante infección”, me respondió. La semana pasó volando. Ese día me desp...